Hablamos con Juan Manuel Villa, interior izquierdo de aquel Real Zaragoza de los 60 que se paseaba por Europa. Villa tuvo también el honor de compartir vestuario con leyendas en el Real Madrid y en la Selección Española.
Repasamos su trayectoria y su impresión acerca del fútbol moderno.
[Vea este y otros artículos en el número 41 de La Correspondencia de Villanueva]
Pregunta: Empezó su carrera en el Real Madrid. ¿Cómo eran los entrenamientos al lado de Di Stéfano, Puskas o Gento?
Respuesta: Era algo maravilloso, sobre todo con Di Stéfano, que me quería mucho y me trataba con un cariño muy especial. Aprendí mucho de esas leyendas, además de grandes jugadores eran grandes personas. Algo se contagia. Además de grandes futbolistas eran grandes personas. Casi todos los grandes deportistas suelen ser grandes personas. Es raro encontrar lo contrario.
P: Tras la temporada 61-62 decide abandonar definitivamente la capital. ¿Qué le hace decantarse por el Real Zaragoza?
R: Yo pensaba seguir en el Madrid. Tenía 23 años recién cumplidos, había terminado la carrera y me había casado, no quería ni oír hablar de traspaso. Jugando en la Ciudad Universitaria conocí a Carlos Lapetra, que estaba estudiando derecho y me hice amigo suyo, eso ayudó, también que yo veraneaba siempre en Salou y ya conocía mucha gente en la ciudad. Cuando llegó la oferta del Zaragoza ya tenían un gran equipo al que me había enfrentado y conocía, ya estaban Lapetra, Marcelino y casi todos con los que yo jugué. En definitiva, yo no quise fichar por nadie menos por el Zaragoza. Lo consulté con mi mujer, le pareció muy bien y nos vinimos para aquí, 50 años llevamos ya en Zaragoza
P: En Zaragoza formó junto a Canario, Santos, Marcelino y Lapetra uno de los ataques más míticos de la historia del fútbol español y el mejor que ha visto La Romareda. ¿Cuál era el secreto de ese equipo?
R: No es por falta de modestia pero es que éramos muy buenos todos, esa delantera fue maravillosa. Una de las mejores que yo he visto en mi vida. Llegamos a ser protagonistas en portadas de la prensa inglesa. Vivimos unos años inolvidables porque nos gustaba a todos disfrutar del fútbol, teníamos un estilo propio, el público disfrutaba con nosotros. En Inglaterra nos querían mucho por nuestra forma de jugar. Daba gusto jugar ahí.
P: ¿Cree que “Los Magníficos” también hubieran triunfado en el fútbol moderno?
R: Yo creo que sí, pero en el fútbol actual no podríamos jugar como lo hacíamos. El fútbol bonito y espectacular se lo han cargado. Ahora es todo fuerza bruta. El fútbol de ahora es mucho más destructivo que creativo y con esa mentalidad no se va a ninguna parte en ninguno de los aspectos que tiene la vida. Si el que inventó el fútbol viera lo que se hace ahora con su juego se moriría de tristeza. La táctica ha evolucionado progresivamente hacia algo mucho menos vistoso. Igual es que los jugadores son peores pero creo que no.
P: ¿Es el fútbol moderno un negocio lleno de mercenarios?
R: A mí ser un profesional no me parece ser un mercenario. En cualquier profesión se cobra por el trabajo. Tal vez antes había un poco más de romanticismo porque era más habitual que un jugador se pasase en el mismo club toda su carrera. Se ha mercantilizado más pero por lo demás es igual.
P: ¿Qué pasa en los entresijos del Real Zaragoza para que haya tan pocas leyendas zaragocistas dentro?
R: Eso es por culpa de una mala política. Al llegar la ley de Sociedades Anónimas Deportivas lo normal era que los aficionados comprasen acciones y pasasen a ser los dueños del club pero en el Zaragoza casi nadie fue a comprarlas. Entonces cayó todo en Don Alfonso Solans, una gran persona que tenía mucho dinero y era forofo del Zaragoza de toda la vida. Con él tuvimos suerte, era un gran amante del Zaragoza, hizo una gestión fenomenal pero desgraciadamente se murió. Su hijo, al que no le gustaba nada el fútbol, no hizo caso a lo que Alfonso le pidió y en cuanto pudo vendió el Zaragoza al primero que se le ofreció. Agapito Iglesias no tenía ningún amor al club, era un hombre con unos negocios no demasiado claros. Él consiguió que el Real Zaragoza bajase a segunda y encima nos dejó una deuda de casi cien millones de euros. Ahí se acabó el Zaragoza. Es muy difícil el ascenso porque para tener un buen equipo hoy hay que gastar dinero y nosotros no podemos
P: ¿Es culpa de Agapito que un equipo que ha sido rey de copas esté luchando por no desaparecer?
R: Lo que hicieron con este equipo fue una canallada, no sé si fue por incompetencia o por otras razones pero en un año consiguió arruinarnos. Es una pena porque el Zaragoza tiene todo, una ciudad maravillosa, un campo fantástico, una de las mejores ciudades deportivas de España. Tiene todo pero la situación económica es insostenible. La “Fundación” hace lo que puede pero la Federación impide más gasto. Subir a primera nos salvaría.
P: ¿Cuándo fue la última vez que vio un partido en La Romareda?
R: Hacía mucho que no iba pero en junio me pidió la junta directiva que fuera al palco con otros compañeros a ver el partido contra el Numancia en el que nos jugábamos el ascenso. Maldito sea ese día. Si estuve años sin ir es porque el fútbol hoy en día me aburre.
P: ¿Con qué jugador actual se identifica?
R: Con Messi. Tiene muchísima clase, es una maravilla verle jugar, si hubiera jugado en mi época hubiera sido un espectáculo todavía mayor porque la manera de jugar ahora no le favorece en absoluto, tanto sus defensores como sus compañeros de equipo no se lo ponen nada fácil. Muchas veces le vemos caminar a él solo por el campo.
P: ¿Cuál es mejor momento que ha vivido sobre un campo de fútbol? ¿Y el peor?
R: El mejor sin duda fue después de una eliminatorio europea en Leeds. Estábamos ya en los vestuarios y sus directivos vinieron a pedirnos que saliéramos otra vez a saludar a su afición porque no se iban del campo. Eso no lo he visto nunca. Fue un partido memorable. Recuerdos malos pocos recuerdo, el momento más amargo fue cuando el Club Esportiu Europa, un segunda, nos eliminó dos años seguidos en copa
P: ¿Con qué jugador, retirado o en activo, le hubiera gustado compartir equipo?
R: Me hubiera gustado jugar más con Di Stéfano, es el mejor jugador que ha existido y existirá, nadie se le podrá acercar ni al tobillo. Además tenía una clase y una generosidad únicas pero todo lo hacía con una sencillez y facilidad maravillosas. Alfredo nació para jugar al fútbol. Era un superdotado físico.
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